"Creo en Dios porque amo y soy libre"

Un día, mientras caminaba en la floresta, un monje se encontró a un pagano que le preguntó:

– “Monje, ¿por qué debería creer en tu Dios? ¿Hay una buena razón para yo aceptar ese Dios cristiano en quien tú crees?”

El monje le respondió:

– “Hijo mío, justo en eso está la belleza de mi Dios: no hay nada que te obligue a creer en Él. Si yo creyera en el Dios del rayo, por ejemplo, entonces el miedo del relámpago me obligaría a respetarlo. Y si me encontrara en un día de tormenta, pensaría que ese Dios del rayo estaría enojado conmigo.

En cambio, hijo mío, mi Dios, que es uno y trino, no interfiere con mi libertad, ni me obliga a creer en Él cuando acaecen los truenos, la lluvia o los relámpagos. Mi Dios sabe que la libertad vale más que el tiempo, y su amor no es tan volátil como el cielo. Mi Dios se hizo hombre en Cristo, porque el hombre es el instrumento de su benevolencia. Por tanto, si la tormenta se enoja, justo cuando mi hermano me necesita, entonces que se agiten las montañas, se desperdiguen los ríos y se alteren los mares: nada podría detenerme de traer consuelo a mi prójimo, porque Dios es amor y el amor es más fuerte que las olas, los deslizamientos de la tierra y los ciclones…

¿Has comprendido? Por amor y libertad creo en Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu. Y por eso te digo: “¡Sé libre y ama!” El resto son sólo palabras…

Nota: este texto es un testimonio del padre Padre ortodoxo Anatolij.