KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

Decálogo del catequista

Autor: 
Alejandro Fernández B.
Fuente: 
RD

Ser catequista es un reto y una gran responsabilidad, pues el mensaje que se transmite es el mensaje de Jesucristo; mensaje que llega a los corazones de los fieles y los transforma.

De hecho, quien ejerce la misión de educar en la fe colabora de una manera eficaz con el Espíritu Santo en la transformación de los corazones. Por ello, ser catequista no se puede tomar a la ligera; se necesita un compromiso personal, serio, meditado y profundo.

Pero, ¿cómo identificar el perfil del verdadero catequista? ¿Qué cosas le deben caracterizar? Aquí un decálogo cuyo objetivo es trazar la figura ideal de aquellos que ejercen esta bella vocación:

1. Eres catequista cuando eres testigo. Amas cuando enseñas y enseñas a amar.

2. Eres catequista cuando haces de tu vida una catequesis y conviertes tu catequesis en oferta de vida y de libertad.

3. Eres catequista cuando eres hombre o mujer de Palabra. La historia de la Salvación es encuentro de amor y diálogo; serás catequista cuando hagas del diálogo el punto de encuentro entre Dios y la humanidad.

4. Eres catequista cuando descubres la capacidad comunicadora del silencio. Estás llamado/a a regalar a los hombres un momento de encuentro consigo mismos, allí donde Dios habla, en el silencio, en la oración...

5. Eres catequista cuando no mides el tiempo, cuando ofreces tu vida sin límites, cuando eres donación sin medida, cuando no pones jaula a las ilusiones, cuando te sientes tan libre que eres oferta de libertad...

6. Eres catequista por lo que ayudas a ser, no por lo que haces; por lo que empiezas, no por lo que terminas; por lo que siembras no por lo que recoges.

7. Eres catequista cuando propones el camino, no cuando lo impones; cuando entre todos los caminos señalas con emoción El Camino...

8. Eres catequista cuando te dejas enseñar, cuando aprendes de aquellos a los que acompañas, cuando te sientes afortunado/a del don que te han hecho.

9. Eres catequista cuando sientes el gozo de ser Iglesia y la urgencia de celebrar tu fe en comunidad. Un catequista por libre es como un grano de trigo lanzado en el asfalto.

10. Eres catequista cuando te sientes peregrino, siempre en camino, y nunca acabas de llegar a donde quieres ir. Detrás de cada horizonte siempre hay otro nuevo por estrenar.