KÉNOSIS

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“Doctor, ¿a qué hora empezaré a morir?”

Autor: 
Rafael Espino
Fuente: 
Kénosis

En un hospital de se encontraba un niño que padecía una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era a partir de una transfusión de sangre de su hermana cuatro años menor que él.

El doctor explicó la situación a la niña, que era candidata donante.

Queriendo hacer más fáciles las cosas, el médico le preguntó a la pequeña si estaría dispuesta a donar su sangre para que el enfermo viviera.

La niña, sorprendida por el hecho, suspiró y se atrevió a decir:

– “Si dono mi sangre, ¿se salvará de la muerte mi hermano?”

– “Por supuesto” –le respondió el doctor.

– “Entonces me donaré; entregaré mi sangre para salvar a quien amo” –respondió la niña.

La transfusión se efectuó satisfactoriamente y, una vez concluido el proceso, la pequeña se puso pálida y su sonrisa desapareció.

Al instante la pequeña miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa:

– “Doctor, ¿a qué hora empezaré a morir?”

Hasta ese momento la niña no había comprendido el proceso médico de transfusión. Ella creía que al donar su sangre dejaría de vivir. Aún así, en medio de su ingenuidad, la pequeña había aceptado su sacrificio, su donación por amor a su hermano...

La anterior puede parecer una historia ingenua. Pero nos ayuda a comprender el proyecto de salvación realizado por Cristo, que no consideró su vida, sino que la ofreció para que nosotros, sus predilectos, gozáramos de una existencia en abundancia. Él, Hombre justo, vivió su entrega hasta la muerte por amor.