KÉNOSIS

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La oración matutina: agradecer y proyectar el nuevo día

Autor: 
Fernando Medina
Fuente: 
La Familia Cristiana - Mx

Realizar un momento de oración por la mañana es un hábito muy saludable, ya que nos dispone a vivir proactivamente los diversos acontecimientos y actividades de la jornada.

Dicha oración hemos de realizarla en la mañana –en un lugar tranquilo y sereno– antes de que nos arrastre el torbellino de las actividades o nos abrumen las presiones del día.

Algunos objetan que no hay tiempo suficiente para esta actividad, pero podemos levantarnos 15 ó 30 minutos antes de lo acostumbrado y comenzar a orar. El salmista decía: “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo” (Sal 62,2).

La oración es un momento que nos permite acoger el amor que Jesús nos tiene, agradecer a Dios el don de la vida, pedir la ayuda del Espíritu Santo para toda la jornada y ofrecer por adelantado todo lo que el día nos traerá.

Incluso para quien no cree en Dios, tener cada mañana un tiempo de reflexión, le es de mucho provecho, dado que es una oportunidad para el encuentro con nosotros mismos.

La oración matutina puede funcionar, además, como preparación a acoger con paciencia y creatividad todos los imprevistos que el día nos traiga: acontecimientos adversos, personas imprudentes o negativas, contratiempos, sufrimientos, etc.

¡Qué lección nos ha dado Jesucristo! El Evangelio nos dice: “De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar” (Mc 1,35).

¡No pierdas la oportunidad, haz oración cada mañana! Las siguientes oraciones te serán de utilidad:

Oración: “Aceptación de la voluntad de Dios”

Dios mío, ignoro lo que hoy me sucederá. Pero sé que nada me pasará sin que tú lo hayas previsto y dispuesto para mi mayor bien desde toda la eternidad, y esto solo me basta. Adoro tus designios eternos e impenetrables; me someto de todo corazón por tu amor; te ofrezco el sacrificio de todo mi ser en unión con el de Jesús, mi divino Salvador. En su nombre y por sus infinitos méritos, te pido la paciencia en las tribulaciones y una perfecta aceptación para que todo lo que Tú quieras o permitas que suceda sea para tu mayor gloria y para mi santificación. Amén.

Oración: “Para pasar bien el día”

Querida y tierna madre mía, María, ampárame, cuida de mi inteligencia, de mi corazón, de mis sentidos, para que nunca cometa pecado. Santifica mis pensamientos, afectos, palabras y acciones, para que pueda agradarte a ti y a Jesús, Dios mío, y contigo llegue al paraíso. Jesús y María, denme su santa bendición: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Nota: Las dos oraciones que aquí se presentan fueron realizadas por el Beato Santiago Alberione (1884-1971), fundador de la Familia Paulina; y como tales constituyen un legado espiritual para todos sus hijos.