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“La paz emana de la práctica del amor” Entrevista a Mons. Raúl Vera

Autor: 
Gregorio Hidalgo Chávez
Fuente: 
La Familia Cristiana MX

Monseñor Raúl Vera, obispo de la Diócesis de Saltillo y “defensor de los más pobres y vulnerables de la sociedad”, respondió en los meses pasados a una serie de preguntas que el equipo de redacción de la revista La Familia Cristiana(Editorial San Pablo México) le planteó en vistas a construir una cultura de paz en nuestro país. He aquí su mensaje:

Este año 2018, ¿Qué tan tranquilo o qué tan agitado percibe Usted, Mons. Raúl Vera, el mundo en que vivimos?

Es un mundo en el que el modelo económico global ha impuesto unas restricciones que son verdaderos condicionamientos de las ayudas internacionales de los prestamistas. Esto es una clara agresión a la paz del mundo. Lo único que ha llegado es el retraso a la pauperización; estoy hablando de las medidas más escandalosas que son precisamente la reinversión de la reducción social y la obligación a privatizar los servicios públicos para que la iniciativa privada, que si lo sabe hacer, sea la que disfrute ganancias abiertamente deshonestas. Veo a un pueblo en el que la desigualdad también tiene límites escandalosos en el mundo y la desigualdad es la madre de la violencia; entonces tenemos un mundo en el que hay un grado de exclusión de millones y millones de personas para el más elemental desarrollo y una vida mínimamente digna.

¿Y al respecto de México?

“Con el Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos, México y Canadá, México se ha convertido en esta aplicación del modelo económico mundial; se ha convertido en un emblema”, en las palabras de los jueces que presidieron la Audiencia Final del Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos. En México no somos dueños de nuestro país, se ha destruido la planta productiva, la planta financiera, se han destruido las leyes que nos protegían en el orden agrario, en el orden laboral, en el orden del tema de la protección ambiental. El poder público no está al servicio de los mexicanos, el poder público está gobernando contra los mexicanos y al servicio de los grandes capitales del mundo.

La paz es necesaria. ¿Es posible para México?

Tenemos que hacer una transformación estructural muy profunda, tenemos que refundar a México. Esta es otra de las recomendaciones que los jueces hicieron en la Audiencia Final del Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos; México tiene que ser refundado desde sus raíces; no es una simple reforma política sino un nuevo México que está desmontado, está desprotegido, está en manos de los grandes capitales.

Pero hay algo más importante todavía: es la estructura diabólica en la que se ha convertido nuestro gobierno que tiene como estrategia política la violencia contra el pueblo, el terror; porque para hacer todas estas barbaridades de las que he hablado, tienen que tener al pueblo paralizado; tienen que controlar a la población.

¿Qué nos pide Cristo para tener paz?

Lo primero que nos pide Cristo es la justicia; tal exigencia aparece ya en el Antiguo Testamento. Cristo nos pide amor, amar al prójimo, lo cual significa respetar su dignidad y ver en él la espléndida imagen de Dios.

El mandamiento del amor nos pide también la solidaridad con el pobre. El amor implica hasta el sacrificio por el otro. El día de hoy la Iglesia necesita mucho más el “espíritu martirial”. El amor por el otro implica hoy el riesgo de la vida, como nos dice Jesús: “No hay amor más grande que el que da la vida por su semejante”(cfr.Jn 15,13). La paz, entonces, surge desde la práctica del amor que actúa en la misericordia.

¿Cómo está trabajando la Iglesia para la paz en México? 

Esfuerzos se han hecho, ¡pero falta muchísimo! El 70% de todos los que se movilizaron para la realización del Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblosson miembros de la Iglesia, pero no se enarbolaron explícitamente como miembros de la Iglesia. En otras palabras, existen muchos miembros de la Iglesia que, en coherencia con el Evangelio, luchan por la defensa del medio ambiente, buscan la justicia en el ambiente laboral, la dignidad de los migrantes y las mujeres… Desgraciadamente hemos hecho una Iglesia dedicada mucho al culto y a administrar los sacramentos, a hacer grupos eclesiales muy cerrados, poco comprometidos en procesos de justicia. Nos hace falta muchísimo en esta estructura; yo creo que los ministros, los sacerdotes y los obispos tenemos que sacudirnos con urgencia un clericalismo muy marcado.

¿Qué hace el Obispo de Saltillo para promover la paz?

Normalmente estoy trabajando con grupos vulnerables. Mi quehacer de obispo siempre va ligado al trabajo con grupos vulnerables. Por eso atendemos a migrantes, a las víctimas de la desaparición forzada que están buscando a sus familiares; hemos atendido a los mineros; tratamos de tener una relación muy cercana con los pobres y buscamos expandir esa visión a todos cuanto podamos.

En mi predicación suelo señalar mucho el tema de la justicia, el tema de la buena gobernanza y la responsabilidad política. Me gusta puntualizar que no podemos tolerar que los trabajadores mal pagados enriquezcan al dueño de la empresa; o que los accionistas se enriquezcan a costa del hambre. Para mí estos son unos de los modos en los que yo trato de colaborar en el fomento de la paz.

¿Qué ha de hacer el gobierno, en sus diferentes niveles, para favorecer la paz en México?

Debe empezar por romper con el actual modelo económico. Nuestros políticos no deben estar coludidos con las élites del sistema de mercado. A un economista del Colegio de México, hace ya un año y medio, la Universidad de Oxford le pidió un estudio sobre la desigualdad en México, y éste habló de las desigualdades extremas que existen en el país. Sus palabras son significativas: “La desigualdad no es producto de una cuestión social, sino que tiene causas políticas, es decir, surgen desde el modo en que somos gobernados, ya que el sistema de gobierno promueve la desigualdad emanada de un modelo económico mundial horrendo”.Por tanto, lo que tiene que hacer el gobierno es devolvernos nuestra planta productiva para poder así detener todas las recesiones que los ricos imponen en nuestra Nación; ellos han aceptado procesos que han creado injusticias y que generan la violencia. Procesos deliberados cuyo resultado es crear injusticia y desigualdad sistemática… Esto es lo que yo le exigiría a los políticos de México: ¡que rompan los esquemas económicos que conlleva el sistema económico de los países primermundistas y que dejen de tener el interés propio!

¿Cuál es el compromiso que la familia tiene con la paz?

El primer compromiso de la familia por la paz es ayudar a cambiar el sistema que “no le permite a la familia ser familia”, que no le permite a los padres de familia atender a los hijos, debido al salario miserable que les pagan y a las condiciones pésimas de trabajo. La primera responsabilidad, entonces, es la de formar a la familia desde la fe cristiana, desde los valores humanos y con una visión crítica. Yo creo que tenemos la obligación de formar cristianos maduros que puedan responder, desde su fe, a cualquier condición que les exija la responsabilidad cristiana del amor; y tiene que ver con todos los aspectos de la vida humana, principalmente con la justicia y con el respeto profundo de la persona. Todo eso se aprende en el hogar. Pero, repito, hoy la familia tiene que hacer mucho esfuerzo “porque todo está contra ella”. Hay que aprender a darle más lugar a este tipo de información; la predicación que tiene que ser muy incidente en la realidad que vivimos nuestra fe; no es nada más algo etéreo; nuestra fe está encarnada en el mundo.

Acerca del autor

José Raúl Vera López, es fraile dominico y obispo de la Diócesis de Saltillo. Su labor pastoral se destaca por su defensa de los Derechos Humanos, el apoyo de las reivindicaciones de mejora laboral, la ayuda a los inmigrantes, la lucha contra la discriminación que padecen los homosexuales y la ayuda a los familiares de personas desaparecidas de manera forzada.