KÉNOSIS

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¡Llegó el Adviento!

Autor: 
Padre Rafa
Fuente: 
Kénosis

La Iglesia entera se ha introducido en el tiempo litúrgico de Adviento.

La palabra Adviento significa llegada, venida del Señor. Es un tiempo de cuatro semanas durante las cuales la Iglesia se prepara a la fiesta de Navidad; un tiempo durante el cual la Iglesia nos invita a permanecer en la espera alegre de la fiesta del nacimiento de Jesús, que acontece el 24 de diciembre.

La característica principal de este tiempo de Adviento es la esperanza. ¿Esperanza por qué? Porque Cristo viene a nuestro encuentro. Porque el Hijo de Dios, Aquél que existe desde la eternidad, Aquél que es el principio de todo principio, luz de luz, viene en nuestra ayuda, se hace hombre, se encarna, para enseñarnos el camino de la perfección, el camino de la santidad.

¿A qué nos invita la Iglesia en el Adviento?

El Evangelio correspondiente al primer Domingo de este tiempo litúrgico, subraya el compromiso central de todo cristiano durante el Adviento: la actitud de vigilia, la espera gozosa a la fiesta del Nacimiento del Niño Jesús; que conlleva, además, apertura para recibirlo con alegría y afecto.

Y para que esto suceda; para que esta invitación se ejerza con más plenitud, es indispensable considerar tres cosas muy útiles; tres cosas que ayudan a renovar nuestra persona, y nos mantienen en la esperanza y la alegría:

1. Hacer oración; entrar en contacto con Dios

Durante el Adviento, la Iglesia nos invita a mantenernos en oración. Por tanto, guarda un espacio de tiempo a lo largo del día para tu encuentro personal con Dios. Aléjate del caos de la vida y medita el Evangelio; disminuye la velocidad de tu existencia y date tiempo para dialogar con el Señor; será un momento para llenarte de la alegría y paz.

En este encuentro personal con Dios, a lo largo del Adviento, pídele que inunde tu corazón de agradecimiento por todos los momentos que has vivido a lo largo de este año que casi concluye; pídele también, en tus momentos de oración, lo que más necesitas. Recuerda lo que decía San Pío di Pietrelcina: “La oración es la mejor arma que tenemos para conquistar el alma de Dios; la oración es la mejor llave para ingresar al corazón de quien nos ha redimido…”

2. Ejercitar la caridad

Durante el Adviento, la Iglesia nos invita, sobremanera, a ejercitar la caridad; porque toda persona que practica la caridad se vuelve más feliz, y camina más rápido hacia la santidad.

Así que, en este tiempo de Adviento tienes el reto de impregnarte día a día de bondad y ternura, con el objetivo de que seas una persona más misericordiosa. Y para ello puedes poner en práctica cualquiera de las catorce obras de misericordia, también conocidas como obras de caridad (siete corporales y siete espirituales):

Las corporales son: 1) Visitar al enfermo, 2) Dar de comer al hambriento, 3) Dar de beber al sediento, 4) Dar posada al peregrino, 5) Vestir al desnudo, 6) Visitar a los presos, 7) Enterrar a los difuntos.

Las espirituales son: 1) Enseñar al que no sabe, 2) Dar buen consejo al que lo necesita, 3) Corregir al que se equivoca, 4) Perdonar al que nos ofende, 5) Consolar al triste, 6) Soportar con paciencia los defectos del prójimo, 7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Recuerda las sabias palabras de San Agustín: “Dios es caridad, Dios es misericordia; y quien permanece en la caridad, quien practica las obras de misericordia, permanece en Dios”.

3. Ser personas alegres, buscar crecer en la esperanza

La última recomendación que la Iglesia nos hace para vivir a plenitud este tiempo de Adviento es: luchar para convertirnos en personas alegres. Porque toda aquella persona que no es alegre, que no lucha por descubrir su felicidad, no es digna de llamarse cristiana.

A propósito, cabe recordar que la alegría es una actitud; es una forma de vida; es el resultado de una existencia llena de esperanza. La alegría “no se compra, se conquista, se gana”. La alegría no se vende en el mercado, es “un don del Espíritu”, es el resultado del esfuerzo del hombre por perfeccionarse y ser mejor.

Es indispensable que en este tiempo de Adviento comiences por hacerte un análisis personal; un examen necesario para encontrar los motivos de tu felicidad. Comienza por preguntarte: ¿Qué cosas son el motivo de tu vida? ¿Qué cosas hacen vibrar a tu corazón? ¿Qué es aquello que te lleva a encontrar la paz y el amor?

El tiempo de Adviento es un momento propicio para que nuestro corazón llegue a Navidad lleno de amor y felicidad. Alguna vez dijo San Juan Bosco: “Los seres humanos más atrayentes en la tierra son aquellos que son alegres y se empeñan por encontrar la felicidad”.

No olvidemos las palabras del Evangelio para este inicio de Adviento: En este tiempo de espera, “no vivas atrapado por el miedo o la ansiedad. Levanta la cabeza, se acerca tu liberación; se acerca el día en que nacerá nuestro Salvador…” (cfr.Lc 21,25-36).