KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

“Lo reconocieron al partir el pan”

Autor: 
José Antonio Pagola
Fuente: 
RD

El Evangelio de este Domingo (26 de abril / III de Pascua) trata del episodio de la aparición de Cristo resucitado a los “discípulos de Emaús” (Lucas 24,13-35). Es un pasaje que nos recuerda la necesaria experiencia de la historia de Cristo y la Cena Eucarística en nuestra vida de fe.

El relato cuenta que los dos discípulos caminan hacia sus casas, tristes y desolados. Su fe en Jesús se ha apagado. Ya no esperan nada de Él. Para ellos todo ha sido una ilusión. Jesús, que los sigue sin hacerse notar, los alcanza y camina con ellos. El Evangelio dice así: «Jesús se puso a caminar con ellos, pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo». ¿Qué pueden hacer los discípulos para experimentar su presencia viva junto a ellos? a) Recuerdan sus palabras y sus hechos, y b) también acuden a la experiencia de la Cena Eucarística.

Pongamos atención al relato: estos dos discípulos, a pesar de sus tristezas, no han olvidado a Jesús; “conversan y discuten” sobre Él; recuerdan sus “palabras” y sus “hechos” de gran profeta… y dejan que aquel desconocido, en el transcurso del viaje, les vaya explicando lo ocurrido. Sus ojos no se abren enseguida, pero “su corazón comienza a arder”. Hoy también en nuestras comunidades lo primero que necesitamos es recordar a Jesús, ahondar en su mensaje y en su actuación, meditar en su crucifixión, muerte y resurrección… Sólo así lograremos que, en algún momento, Jesús nos conmueva, sus palabras penetren nuestro corazón y éste comience a arder.

Pero el recuerdo de Jesús, la meditación de su sus palabras y hechos, no son suficientes en nuestra vida de fe. Según el evangelio de Lucas es necesaria la experiencia de la Cena Eucarística.

Veámoslo sucintamente: los dos discípulos caminantes, aunque todavía no saben quién es, sienten necesidad de Jesús. Les hace bien su compañía. No quieren que los deje. Y le dicen: «Quédate con nosotros». Lucas lo subraya con gozo: «Y Jesús entró para quedarse con ellos». Fue en la Cena Eucarística donde se les abrieron los ojos.

Hoy como ayer las dos experiencias clave para avivar nuestra vida de fe son: primero, sentir que nuestro corazón arde al recordar de Jesús su mensaje, su actuación y su vida entera; y segundo, sentir que, al celebrar la Eucaristía, su persona nos alimenta, nos fortalece y nos consuela.

Es así como crece en la Iglesia la fe en el Resucitado.

Cfr. “Cena de los discípulos de Emaús”, José Antonio Pagola / Imagen: “Discípulos de Emaús”, Gallería Doria Pamphilj.