KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

Oración para obtener una buena muerte

Autor: 
Beato Santiago Alberione
Fuente: 
Devocionario Paulino

La muerte es un misterio en el que vivimos; un misterio que nos obliga a cuidar y cultivar la fe y la esperanza, porque al final de nuestra existencia habrá una mesa donde sentarse, habrá un hogar con muchas estancias allá en el cielo donde compartamos todos juntos hasta la eternidad.

A continuación te presentamos una oración escrita por el Beato Santiago Alberione, Fundador de La Familia Paulina, para que pidas a Dios una “buena muerte”. Es una oración que te ayudará a contemplar, con ojos nuevos, ese inevitable acontecimiento que nos iguala a todos los seres humanos; acontecimiento cuya imagen se asemeja al final de un camino, a un sueño eterno, a un descanso, a un túnel cuya luz no tiene final…

 

"Para obtener una buena muerte"

Señor, creador y redentor mío, yo acepto de corazón,

en cumplimiento de mi voluntad y con espíritu de adoración,

la muerte que habré de obtener.

Quiero morir como devoto hijo de la Iglesia

y pasar a la eternidad con las mejores disposiciones de fe,

esperanza, caridad y dolor de mis pecados.

Invoco o a los tres grandes modelos de la buena muerte:

a Jesús crucificado, con quien deseo pronunciar las palabras:

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”;

a la Virgen María, para que ruegue “por nosotros los pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte”;

y a san José, para que me alcance una santa vida,

y yo merezca una muerte como la suya.

Jesús agonizante, María dolorosa, san José, les pido estas gracias:

– Una vida buena, con fiel observancia de los mandamientos

y de todos mis deberes, que me asegure una muerte santa.

– El don de recibir, en caso de una grave enfermedad,

los sacramentos de la Reconciliación, la Unción de los enfermos,

el Viático y la Indulgencia plenaria.

– La correspondencia a mi vocación según los dones que he recibido,

a fin de que mi vida produzca mayores frutos

para gloria de Dios y mi eterna felicidad.

Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María, asístanme en mi última agonía.

Jesús, José y María, expire en paz con ustedes el alma mía. Amén.