KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

¡Puro círculo vicioso!

Autor: 
Rafael Espino
Fuente: 
Kénosis

Giovanni Papini, escritor italiano del siglo XX, con frecuencia analizó los motivos de la existencia humana. Pues, ¿qué son los hombres desposeídos de un motivo en la vida? Simples caminantes fatigados sin rumbo dando vueltas y más vueltas en un círculo vicioso –dijo el literato–, tal como se ve en el siguiente cuento:

Un filósofo paseaba por los campos cuando encontró en el río a un pescador muy atareado.

–¿Qué haces, buen hombre? –le preguntó.

–Echo las redes.

–¿Para qué?

–Para pescar.

–¿Para qué quieres pescar?

–Para vender el pescado.

–¿Para qué quieres venderlo?

–Para obtener algunas monedas.

–¿Y para qué quieres el dinero?

–Para comer.

–¿Pero, para qué quieres comer?

–¡Para vivir señor, para vivir!

–¿Pero, para qué quieres vivir...?

–El pescador se quedó perplejo, y enmudeció.

–¿Para qué quieres vivir ? –insistió una vez más el filósofo.

El pescador caviló unos momentos y al fin respondió:

–Para pescar.

¡Puro círculo vicioso! Muchos de los lectores, supongo, también darían vueltas en este enredo si se les hiciera la misma pregunta. Aunque, ciertamente, habrá algunos que sepan señalar los fines, la razón, el objeto de su existencia.

Como dice Giovanni Papini, lo que debemos evitar a toda costa es andar de tanteo en tanteo, dando pasos en falso y en círculo, como el pescador. Por eso, más vale detenernos y, en el reposo, en la soledad, en el silencio, en la imprescindible presencia de Dios descubrir algunas ideas macizas, convicciones idóneas para trazar –mirándolas– el itinerario de nuestro vivir.

Porque el hombre que formula su “credo”, sus propósitos existenciales, que los analiza y evalúa con detenimiento y constancia, podrá salir de la indecisión y orientarse en la inmensidad laberíntica que cunde la vida.