Coctelera familiar

¿Cómo es el ronquido de tu pareja?

Dormir junto a alguien que ronca bajito y de vez en cuando, es soportable. Hacerlo al lado de un “tenor del ronquido”, no. ¿Cómo acabar con el problema? Habitualmente, basta con que el “emisor” (el que ronca) rebaje la dosis de alcohol y el consumo de cigarrillos (pues secan las vías respiratorias), inicie una dieta si tiene sobrepeso (la obesidad también provoca el ronquido) y procure dormir de lado o boca abajo. Si esto no da resultado, deberá acudir al médico para que éste detecte si los ronquidos obedecen a causas fisiológicas (alteraciones en la garganta, velo del paladar…) o sufre “apnea del sueño”, un síndrome caracterizado por interrupciones momentáneas de la respiración que conviene controlar cuanto antes.

¿Tu hijo padece bullying?

Muchos niños padecen bullying, pues nunca faltan los “brabucones” que los acechan. Los padres pueden apoyar a sus hijos con las siguientes estrategias:

Indiferencia: pedirle que trate de mostrarse impasible ante las burlas de esos niños, puesto que lo que les empuja a hacérselas es, precisamente, ver que reacciona ante ellas.

Seguridad: si esto no basta, ayudarle adquirir seguridad en sí mismo, para que les diga con voz firme que dejen de molestarle.

Recurrir a los amigos: si los agresores ven que otros niños le apoyan, se lo pensarán dos veces antes de meterse con él. Por eso, es indispensable motivar al niño a crear lazos de amistad.

Acudir a la autoridad: si ninguna de estas estrategias da resultado, el último recurso es exponer la situación a su profesor o tutor, el cual puede idear soluciones sencillas y eficaces para zanjar definitivamente la situación.

Adolescentes y educación sexual

Aunque pueda parecer contradictorio en una sociedad en la que el sexo está por todas partes, los conocimientos sobre la sexualidad de los adolescentes son escasos y, además, equivocados. Esto se traduce en que son los más afectados por las enfermedades de transmisión sexual y en que existe un número demasiado alto de quinceañeras embarazadas cada año.

Los padres pueden hacer mucho por acabar con esta triste situación, proporcionando a sus hijos una información objetiva y veraz. Esto significa un conocimiento claro de la sexualidad, con todo lo que supone –formas de expresar amor, riesgos físicos como psíquicos, etc.–, para hacerles adquirir una postura mucho más responsable ante el sexo.

En cualquier caso, conviene que los padres tengan en cuenta que la educación sexual no consiste en “abrir los ojos” dándoles un sermón, sino en crear un marco de confianza y comunicación.