KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

¿Cómo te vuelves santo?

Autor: 
Nicola Nicoletti
Fuente: 
VP-Mx

Parece una pregunta difícil, especialmente para los jóvenes de hoy, pero para un cristiano debe ser la principal preocupación en la vida, el objetivo que se debe alcanzar al final de un viaje. Hablando de santos, estamos acostumbrados a escuchar hechos heroicos, mártires y torturas, que ciertamente son parte de la historia de la Iglesia. Empresas gloriosas a las que no todos se sienten capacitados para realizar. Los modelos sociales presentados a los jóvenes hablan de un mundo muy diferente, donde los objetivos son el éxito, el dinero, el desinterés en la vida del hermano o, por otro lado, un interés en la vida del fútbol, la música o el cine. Cada vez más, crece un interés morboso en el mundo de la violencia, un elemento que nos aleja radicalmente del mensaje de salvación presente en el Evangelio y de sus testigos.

No sólo santos mártires

Conectar la santidad con el martirio es automático. La idea del Coliseo en Roma, las torturas de los cristianos escondidos en las catacumbas para sobrevivir y proclamar el Evangelio, o los santos, sacerdotes y laicos de América Latina o China, representan una parte de este ejército de testigos de Cristo, pero no son los únicos santos presentes en la vida de la Iglesia, como veremos después, gracias a las reflexiones del Papa Francisco.

¿Qué significa la palabra santo?

Quizás los más jóvenes no lo sepan, pero entre los primeros cristianos fueron llamados santos, aquellos que fascinados por la palabra de Jesús decidieron seguirlo. Y seguirlo, en los primeros días de la Iglesia, significaba arriesgar su vida, tal como sucedió en todo el mundo. Cómo olvidar Acteal y muchos ejemplos dolorosos, como el de Mons. Óscar Romero en Salvador y muchos perseguidos por ideologías totalitarias, como San Maximiliano Kolbe, que murió en lugar de un hombre de familia en el campo de concentración de Auschwitz.

Pero también hay otra manera de ser y la palabra del Papa, clara y directa, nos lo explica. En su gran deseo de comunicar la belleza del Evangelio, el Papa Francisco mira particularmente a los jóvenes, primero a las parejas que se aman, con dos sínodos sobre la familia y luego, como sabemos, convocando el Sínodo de la Juventud. Ahora nos da una exhortación a ser santo, es decir, dejar en la vida un signo indeleble de amor por Dios.

El Papa Francisco, con la tercera exhortación apostólica Gaudete et Exsultate nos llama a seguir a Jesús y mirar el amor de muchos hombres y mujeres que se han convertido en sus amigos, a no tener miedo ante los desafíos y dificultades. Para él todos podemos ser santos, sin distinciones o límites, también los jóvenes.

Los santos de la puerta de al lado

Es muy significativo este modelo que nos propone el Papa en su carta, particularmente para los chicos. Él dice:

Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es, muchas veces, la santidad “de la puerta de al lado”, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios.

La invitación del Papa Bergoglio es para todos, no sólo para mujeres y hombres consagrados a la Iglesia: es una posibilidad de vida plena incluso para chicas y chicos en la felicidad que da la amistad con Jesús.

Para ser santos –dice el Papa– no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada sólo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos.

Como bautizados el Papa nos invita a todos a realizar pequeños pasos para empezar el camino a la santidad.

Una señora va al mercado a hacer las compras, encuentra a una vecina y comienza a hablar, y vienen las críticas. Pero esta mujer dice en su interior: “No, no hablaré mal de nadie”. Este es un paso en la santidad. Luego, en casa, su hijo le pide conversar acerca de sus fantasías, y aunque esté cansada se sienta a su lado y escucha con paciencia y afecto. Esa es otra ofrenda que santifica. Luego vive un momento de angustia, pero recuerda el amor de la Virgen María, toma el Rosario y reza con fe. Ese es otro camino de santidad. Luego va por la calle, encuentra a un pobre y se detiene a conversar con él con cariño”.

Incluso en nuestros días, las personas sencillas han elegido la santidad, los jóvenes sacerdotes, los estudiantes, las parejas. Estos son ejemplos concretos de nuestros días que invitan todos a seguir el Evangelio por completo.

Santos de hoy

“Vine a ver a Pedro”, dijo Don Tonino Bello a Juan Pablo II en su reunión hace muchos años. “Un día, Pedro vendrá a visitarte”, el Papa respondió proféticamente. Y así fue. Unos años más tarde, Francisco, otro Papa, el 20 de abril de 2018, fue a rezar en la tumba de este obispo italiano, en su camino a la santidad como Siervo de Dios. Se llamaba Antonio Bello, pero prefería llamarse Tonino, con el título de sacerdote, que en Italia es el “don”. 

Don Tonino, un hombre de Dios, poeta y escritor, vivió cerca de la gente, especialmente de los pobres. Cuando era joven ingresó al seminario diciendo: “Quiero ser santo”, y el Papa Francisco lo recordó en Puglia, en Alessano, una pequeña ciudad al sur de Italia, donde rezó en su tumba. Don Tonino abrió la puerta a los chicos de la parroquia para cenar y cantar juntos, pero también a los inmigrantes y los pobres. Él fue testigo de la “Iglesia del delantal, la única vestimenta sacerdotal registrada por el Evangelio”, recordó el Papa para explicar al santo como una persona que vive para servir a Dios y sus hermanos, capaz de usar palabras claras, símbolos útiles para que todos entiendan. 

Y los jóvenes comprendieron que Don Tonino era especial, un santo, lo habían seguido en la misión de paz, como presidente del movimiento Pax Christi. Enfermo de cáncer, el obispo los acompañó a llevar el mensaje de amor al Evangelio en la sangrienta guerra de los Balcanes, en Sarajevo, hace 25 años, entre ciudades destruidas por bombas, personas expulsadas de sus tierras y niños sin familia. Junto con él, 500 jóvenes compartieron el último viaje de su amigo santo, antes de volar al cielo.

No sólo religiosos

La invitación de Jesús a la santidad no es sólo para sacerdotes o personas consagradas, sino que se abre a todo el mundo, incluso a las jóvenes familias. La belleza del matrimonio cristiano en los últimos años parece haber encontrado un nuevo espíritu, aire fresco, en el que la familia no es una jaula, sino un laboratorio, ciertamente no fácil, en el que debemos abrir las puertas y dejar entrar el aire limpio del Evangelio. Necesitamos testigos, no solo profetas, escribió el Papa Pablo VI, ahora santo, y los santos son los testigos que la Iglesia y el mundo necesitan, como un náufrago busca agua en la aridez del desierto. 

Familias santas 

La belleza de la vida matrimonial, capaz de ser santificada en la familia, es testificada en Francia por la familia Martin, los padres de Santa Teresita de Lisieux, una madre y un padre santo, capaz de educar a una hija para el Cielo. Es una invitación hecha a los que aman a Cristo en la vida cotidiana, sin olvidar que la familia no siempre acepta la elección de un hijo cuando quiere consagrarse a Dios.

La elección es libre

La invitación del Papa Francisco a la santidad es una luz en la oscuridad del mundo. El peligro, especialmente para los chicos, es el aislamiento moderno en las redes sociales, reducir las noches para ver la serie en televisión y estar en contacto sólo con las redes sociales (Facebook, Instagram, WhatsApp, etc.), alejándose de un encuentro con sus hermanos. 

Son realidades recurrentes, particularmente para los jóvenes en una realidad donde el uso de drogas y alcohol está creciendo. Pero con demasiada frecuencia la sociedad de los adultos comete el error de considerarlos pasivos, perezosos, abstractos, sin entender que son activos y participan en la vida social también en solidaridad, como se demostró en el terremoto (en México) de septiembre de 2017. Hay ejemplos claros y es útil conocerlos.

Santos y computadoras

“La Eucaristía es mi autopista hacia el cielo”. La oración es del Beato Carlo Acutis de 15 años. El joven no fue un extraterrestre, pero supo que había conocido a Jesús y, para serle fiel, estuvo listo para desafiar las dificultades de la vida. No le temió a la crítica y la burla, supo que son indispensables para conquistar la causa de Jesús, sus compañeros y sus amigos. Carlo nació en Inglaterra, de padres italianos, tuvo la intención de conquistar a los no cristianos, hombres de otras religiones, que por haberlo conocido, pedían el Bautismo en la Iglesia Católica.

Fue un genio de la informática, a pesar de su corta edad, con su firme fe. Los camaradas buscaban que les enseñara a usar la computadora, y Carlo, mientras explicaba los programas, dirigía el discurso hacia las Verdades eternas, hacia Dios, con el objetivo de conquistar el Paraíso. Jugaba al fútbol y tocaba al saxofón. Todos los días iba a Misa, especialmente el primer viernes del mes. Él entendió que se necesita un esfuerzo misionero para proclamar el Evangelio. Apreció la intuición del Beato Santiago Alberione de utilizar los medios de comunicación al servicio del Evangelio. 

Su objetivo fue el de los misioneros: llegar a tantas personas como sea posible para dar a conocer la belleza y la alegría de la amistad con Jesús. Defendió la santidad de la familia contra el divorcio y lo sagrado de la vida contra el aborto y la eutanasia. En 2006 sufrió una leucemia incurable. Fue internado en el hospital. No se asustó: “Ofrezco todo el sufrimiento que tendré que sufrir, para el Señor”. El 12 de octubre de 2006, Carlo Acutis, de solo 15 años, contempló lo que siempre había soñado.

Jóvenes universitarios, obreros, padres y madres de familia, trabajadores capaces de escuchar la voz de Dios y amar a los hermanos, vivir honestamente, hacer el bien, rezar, son los santos a quien el Papa Francisco quiere presentar. Para ellos, Jesús es un amigo, un confidente, un Padre. No solo una devoción y una oración de corazón, sino una persona para escuchar y que puede cambiar la vida. 

Ejemplos como éstos hay muchos, y por esta razón el Papa insiste en proponer los “santos amigos” de los jóvenes y escribió una exhortación apostólica, un mensaje, de aquel que continúa en el papel del apóstol Pedro, que guía a los apóstoles y habla con el mundo.

En la exhortación Gaudete et Exsultate es la Iglesia que entra a nuestros hogares tan queridos por el Papa Francisco. Es un mensaje escrito para todos, especialmente para gente joven. El Santo Padre nos dice: No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser.

Una mirada al cielo y al desierto. Dos elementos que no pueden faltar en este viaje a la santidad: la capacidad de mirar más allá de lo visible, hasta el infinito y el silencio, para escuchar las necesidades más profundas y el corazón. Es allí donde Dios habla y nos comunica su amor.

Acerca del autor: Nicola Nicoletti es un periodista italiano. Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de Nápoles “Federico II”. Tesis de tipo experimental sobre la Historia de los Partidos y Movimientos Políticos: Aspectos y momentos de la actividad periodística de Giorgio La Pira: La colaboración con el Observatorio Romano. Realizó el Master sobre la “Comunicación Profesional”, en la Universidad de Estudios IUAV de Venecia y de San Marino fundada por Humberto Eco. Actualmente es Profesor de Geografía Política y Económica y periodista. Escribe en Avvenire, diario de la Conferencia Episcopal Italiana, en el diario Vaticano de la Santa Sede Observatorio Romano y con el semanal italiano Ed. Paulinas Credere. Forma parte de la oficina de comunicación de la CEM (México). Nota: el presente artículo se publicó en la revista Vida Pastoral (México 2020).