KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

Concepción cristiana del trabajo

Autor: 
David Mathis
Fuente: 
Libros y Sermones Bíblicos

Es inteligente detenerse y pensar todos los días en por qué hacemos lo que hacemos.

Para ello, te invito a tomarte un descanso, a fin de reflexionar los siguientes tres incentivos del apóstol Pablo para recordarle a los cristianos por qué trabajamos.

1. No seamos una carga para otros (2Tes 3,8)

Si no haces tu parte para alimentarte, y planeas seguir alimentándote, entonces estás dependiendo de otra persona para que te provea ese alimento. Pasa lo mismo con la ropa, la casa e Internet. Una de las razones por las que los cristianos trabajamos es para ser capaces de sustentarnos a nosotros mismos, y a nuestras familias, tal como lo dice Pablo en la Primera Carta a Timoteo (5,8), y no ser una carga para otros.

El apóstol Pablo cuenta que entre los Tesalonicenses, él y su grupo “no comían el pan de nadie sin pagarlo, sino que con trabajo y fatiga trabajaban día y noche a fin de no ser carga a ninguno” (2Tes 3,8). Trabajaban día y noche, haciendo carpas (tiendas de campaña) mientras rezaban a Cristo crucificado, para no ser una carga para los demás.

Es trágico cuando los cristianos toman ventaja de otros. Es una verdadera vergüenza cuando el mundo tiene cierta impresión de nosotros porque algunos que reivindican a nuestro Jesús no siguen sus enseñanzas. Sí, hay momentos en que la enfermedad, la incapacidad o circunstancias extenuantes nos alejan del trabajo, pero en general, los seguidores del Carpintero con buenas condiciones físicas trabajan para cubrir sus propias necesidades y para no ser una carga para los demás.

2. Copartamos con los demás (Ef 4,28)

Este segundo texto va más allá que el primero. Los cristianos no sólo no queremos ser una carga para otros, pero también queremos exceder lo esperado. No sólo queremos cubrir nuestras propias necesidades, también queremos adquirir lo necesario para compartir con otros.

Pablo escribe en la Carta a los Efesios 4,28: “El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados”. Aquí está el Evangelio transformador de la gracia en el trabajo, no sólo cubriendo las bases de lo que es justo, sino haciendo un esfuerzo adicional para poder mostrar misericordia a otros.

La visión de los cristianos sobre el trabajo está profundamente orientada a otros. No sólo no queremos ser una carga para otros, también queremos alivianar sus cargas. La perspectiva de los cristianos no es beneficiarse ellos solos, sino ser capaces de ayudar a otros.

3. Jesús considera nuestros trabajos (1Cor 15,58)

Este tercer y último texto se aplica en particular al “ministerio” cristiano –a ayudar a otros, en palabras y hechos, explícitamente en el nombre de Jesús–. Aquí está la medida apretada, remecida y rebosante que encontramos en 1 Corintios 15,58: “Mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano”.

Es algo muy profundo saber que nuestros trabajos no son en vano, saber que no desperdiciamos nuestro esfuerzo y energía, estar seguros de que nuestro trabajo importa. ¿Cómo es así? “En el Señor”. Sí, focalizados en Jesús, impulsados por Él, con el propósito de darle la gloria.

Que Dios nos dé la determinación para descansar bien hoy, y luego la gracia para volver mañana a nuestras labores con júbilo, sabiendo que nos hacemos un bien personal y colaboramos, con otros, a la construcción del Reino de Dios.