KÉNOSIS

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El Papa muestra su "dolor, cercanía y oración a toda la querida población mexicana"

Autor: 
C. Doody
Fuente: 
Agencias

La audiencia de los miércoles del Papa Francisco ha tomado un tono de tristeza, como no podía ser de otra forma, por el nuevo terremoto en México. Sismo que ha dejado un balance de más de doscientos víctimas mortales. El pontífice se ha dirigido a los mexicanos presentes hoy en la Plaza de San Pedro para trasladarles su "cercanía y oración" para una población muy "querida" por él, quienes quizás -más que nadie más- le han agradecido su catequesis sobre la esperanza cristiana.

"Ayer un terrible terremoto ha asolado México", ha dicho el Papa, solemne, en su saludo a los peregrinos de lengua española. "Vi que hay muchos mexicanos hoy aquí entre ustedes. Causó numerosas víctimas y daños materiales. En este momento de dolor quiero manifestar mi cercanía y oración a toda la querida población mexicana".

Y cómo no, Francisco ha invitado a todos los que seguían la audiencia a rezar por los muertos y los demás perjudicados que el terremoto ha ocasionado.

"Elevemos todos juntos nuestra plegaria a Dios para que acoja en su seno a los que han perdido la vida, conforte a los heridos, sus familiares y a todos los damnificados", ha rezado el pontífice. "Pidamos también por todo el personal de servicio y de socorro que presta su ayuda a todas las personas afectadas, y que nuestra madre, la Virgen de Guadalupe, esté cerca de la querida nación mexicana".

La catequesis del Papa

Ya que el Papa ha propuesto esta mañana hablar sobre cómo enseñar la virtud de la esperanza, quiso hacerlo hablando "directamente" con los fieles presentes en la audiencia. De "tú a tú", "persona a persona", es como ha calificado el carácter de sus palabras. Dirigidas sobre todo "a los jóvenes y a cualquiera persona dispuesta a aprender" o a dejarse emocionar por sus sentimientos de "orientación y ánimo". Como un padre que habla a un hijo, o una hija, el obispo de Roma ha ofrecido una serie de consejos prácticos sobre la esperanza, tales como estos:

- Ama a los seres humanos. Ámalos uno a uno.

- Respeta el camino de todos, lineal o torcido, porque cada uno tiene su historia para contar.

- Cada niño que nace es la promesa de una vida todavía una vez se demuestra más fuerte que la muerte.

- Cada amor que surge es una fuerza de transformación que anhela la felicidad.

- Jesús nos ha entregado una luz que brilla en las tinieblas: defiéndela, protégela. Esa luz es la única riqueza más grande confiada a tu vida.

"Dondequiera que sea que el Señor te ha colocado", ha continuado el Papa tras enumerar tales consejos, "mantente firme. Confía en Dios para transformar y renovar todas las cosas". Una fe ésta sobre la que ha querido reflexionar el pontífice que no deja lugar a las "lágrimas", sino a una renovada determinación de "colaborar con Dios en hacer que el mundo se ajuste a su plan para él".

"Sueña un mundo que todavía no se ve, pero que ciertamente llegará". El Papa, en su catequesis, no se ha cansado de insistir en el potencial para cambiar el mundo de esta esperanza cristiana. Una esperanza que "cree en la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo al su cumplimento definitivo, cuando Dios será todo en todos".

Un discurso el del Papa, en fin, tan cercano como el de un padre y a la vez tan universal como el de un líder mundial. Y un discurso que quiso resumir con estas palabras: "vive, ama, cree", y con la gracia de Dios "sé un faro de la esperanza a todos a tu alrededor".