KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

Jesús, el profeta

Autor: 
José Antonio Pagola
Fuente: 
RD

Este Domingo 27 de enero la liturgia nos presenta el Evangelio de Lucas, el cual narra el pasaje en que Jesús, en el comienzo de su vida pública, se siente en la necesidad de dar a conocer su identidad entre la gente de su pueblo.

Esto acontece en la aldea perdida de Galilea, llamada Nazaret. Los vecinos del pueblo tenían la costumbre de reunirse en la sinagoga –en la mañana del sábado– para escuchar la Palabra de Dios. En este lugar Jesús va a hacer su presentación como Profeta de Dios y va a exponer su misión aplicándose a sí mismo un texto del profeta Isaías.

Después de leer el texto, Jesús lo comenta con una sola frase: “Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír”Según Lucas, la gente “tenía los ojos clavados él”. La atención de todos pasa del texto leído a la persona de Jesús. ¿Qué es lo que nosotros podemos descubrir hoy si fijamos nuestros ojos en Él?

Jesús actúa movido por el Espíritu de Dios. La vida entera de Jesús está impulsada, conducida y orientada por el aliento, la fuerza y el amor de Dios. Creer en la divinidad de Jesús no es confesar teóricamente una fórmula dogmática elaborada por los concilios. Es ir descubriendo de manera concreta en sus palabras y en sus gestos, en su ternura y en su fuego, el Misterio último de la vida que es “Dios”.

Jesús es Profeta de Dios. No ha sido ungido con aceite de oliva como se ungía a los reyes para transmitirles el poder de gobierno o a los sumos sacerdotes para investirlos de poder sacro. Ha sido “ungido” por el Espíritu de Dios. No viene a gobernar ni a regir. Es profeta de Dios dedicado a liberar la vida. Sólo lo podremos seguir si aprendemos a vivir con su espíritu profético.

Jesús es Buena Noticia para los pobres. Su actuación es Buena Noticia para la clase social más marginada y desvalida: los más necesitados se llenan de gozo al oír algo bueno; los humillados y olvidados se saben reconocidos por alguien. Esto nos lleva a meditar que toda acción, al estilo de Jesús, todo acto de caridad y cercanía para con los otros, puede ser aceptado como signo de vida; puede transformar la existencia de quienes nos rodean.

Jesús vive dedicado a liberar al ser humano de toda clase de esclavitudes. La gente lo siente como liberador de sufrimientos, opresiones y abusos; los ciegos lo ven como luz que libera del sinsentido y la desesperanza; los pecadores lo reciben como gracia y perdón. Seguir a Jesús consiste en liberarnos de todo lo que nos esclaviza, empequeñece o deshumaniza; es vivir con la certeza de que Él nos encamina hacia la Vida definitiva.

 

Lectura del Evangelio: Lucas (1,1-4;4,14-21):

Ilustre Teófilo: Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la Palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor”.

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en Él.

Y él comenzó a decirles:

“Hoy se ha cumplido esta Escritura que acaban de oír”.

 

Palabra del Señor.

R.Gloria a ti, Señor; Jesús.

 

3º Domingo Tiempo Ordinario – Ciclo C

27 de enero de 2019