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La compleja tarea de ser padre o madre de adolescentes

Autor: 
Armando Serradell Cabra
Fuente: 
LFC - MX

Búsqueda de autonomía e independencia

En el seno de la familia se suele presentar una crisis o necesidad de cambio y acomodación de papeles cuando un hijo o una hija entra en la adolescencia, lo cual suele ocurrir alrededor de los 12 o 14 años (antes en las chicas que en los chicos). Los padres deben estar preparados para esta situación porque es inevitable y porque los niños de hoy superan etapas con una rapidez insospechada.

Se requiere una nueva actitud

El paso de una etapa a otra significa renunciar a algo ya superado y adoptar nuevas actitudes. El paso a la adolescencia incluye la pérdida de los privilegios de la niñez, sin alcanzar aún la responsabilidad que les compete a los adultos.

El problema está en que, en el momento en que los hijos desean autonomía, los padres tienden a imponer mayor disciplina, les hieren inconscientemente al no respetar su intimidad y quizá no se imponen en aquellas situaciones que tal vez lo requieran de verdad.

Educar en el sentido de responsabilidad

Una forma de orientar bien la evolución del adolescente en el ámbito familiar es hacerle partícipe de los problemas y las necesidades de todos sus componentes, poniendo de manifiesto las obligaciones de cada cual y también sus derechos.

Recordemos, sin embargo, que los límites de los derechos propios se encuentran en la zona donde infieren con los de los otros. Y los derechos de los padres tienen compartida la responsabilidad de cuanto hagan los hijos que son menores de edad y viven en casa todavía.

Las circunstancias han cambiado

Como es sabido, los adolescentes de hace algunas generaciones no tenían tantos problemas como los actuales. Los modelos de comportamiento dependían de las orientaciones que hacían las personas mayores. Además, la adolescencia de aquel entonces se situaba en torno a los 16 o 17 años.

En nuestros días la maduración de los hijos se ha acelerado mucho, y las pautas de educación antiguas poco a poco pierden su eficacia. Es significativo el cambio que se ha producido en la maduración sexual con la aparición de la primera eyaculación en los chicos y la primera menstruación en las chicas. Las estadísticas indican que a partir de la década de 1980 hasta la fecha, la edad de las primeras reglas ha pasado de los 14 o los 16 años a los 12 y medio o 13 años. De hecho, las relaciones sexuales entre adolescentes suelen ser más comunes y muchas chicas quedan embarazadas en edad muy temprana.

Hay que saber hacer frente a estas nuevas circunstancias y guiar con prudencia el proceso evolutivo de los hijos.

El objetivo de la emancipación

Los padres y, sobre todo las madres, han de hacerse a la idea de que sus hijos tienen que emprender el vuelo en solitario para vivir su vida. No hay forma de protegerlos siempre.

Si durante la niñez se les inculca a los hijos ideas y valores que orientan su existencia, en la adolescencia es el momento de que empiecen a vivir con cierta libertad y autonomía, aunque sea de un modo aparente. El entorno familiar tiene que ayudarlos a emanciparse (liberarse poco a poco de la autoridad, dependencia y tutela de los padres), y hay que darles confianza y afecto para que lo intenten. Cierto que los riesgos están ahí, pero es conveniente que, pase lo que pase, los adolescentes puedan  recurrir confiadamente a sus padres en el momento en que lo necesiten. Es misión de los padres apoyar siempre a sus hijos y entender que lo mejor para ellos es que lleguen a ser adultos libres, autónomos y capaces de valerse por sí mismos. Si se les quiere acaparar y dominar, se les puede convertir en adultos no emancipados emocionalmente que nunca sabrán las cosas por sí mismos.

El adolescente y sus iguales

Cuando el adolescente intenta desprenderse de la familia como fuente de refugio y de seguridad y no encuentra en sí mismo la fuerza que necesita, recurre a lo que está más cerca de su entorno, es decir al grupo, a la pandilla de amigos o amigas. En los clubs y las discotecas, en los barrios y las escuelas es donde las modas imponen uniformidad de atuendo y estilos de vestido, de calzado y de corte de pelo; es allí donde acude el adolescente porque se siente seguro.

Los padres deben saber que dichos ambientes externos no son suficientes para la formación del adolescente. Incluso muchos de estos espacios pueden ser nocivos para su desarrollo. Es preciso, pues, que los padres siempre brinden apoyo al adolescente para que desarrolle la confianza en sí mismo y esté seguro de su propio valor.

El idealismo y el enamoramiento en los adolescentes

Dos de las principales características de la adolescencia son el idealismo y el enamoramiento. La primera de ella es la tendencia a alcanzar metas que para otros resultan utópicas. Esta característica se manifiesta en los adolescentes cuando entablan interminables discusiones sobre temas políticos o sociales (o de otro tipo), que enfocan con mucho apasionamiento y también con mucha parcialidad.

La segunda característica es el enamoramiento y los impulsos sexuales, que se despiertan en la adolescencia gracias a la búsqueda de identidad. De allí la gran importancia que dan, tanto las chicas como los chicos, de pasar horas delante del espejo.

En la adolescencia las relaciones entre los chicos y las chicas son en principio muy platónicas y unos y otras viven más en la fantasía que en la realidad. Además, los contactos sexuales que realizan (como parte de su autodescubrimiento) los efectúan hoy día a edad más temprana, por lo que se hace imprescindible proporcionarles una información eficaz y avisarles tanto de las probabilidades de embarazo como del riesgo de contraer enfermedades.

¿Y la conducta agresiva?

Cierto que existe una característica más que es parte fundamental de la adolescencia. Dicha característica es la agresividad. ¿Por qué acontece? Generalmente por los sentimientos de frustración, angustia e inseguridad entre chicos y chicas. Además, siendo que la agresividad es algo que se respira en el ambiente y sobre todo en los medios de comunicación, los adolescentes imitan la agresividad porque la consideran sinónimo de predominio o triunfo en la vida.

Es responsabilidad de los padres hacer ver en sus hijos e hijas que la agresividad es una actitud que suele acarrear conflictos y evita el desarrollo pleno de la persona.

¿Qué educación requieren los adolescentes?

Una forma muy práctica de educar a los adolescentes es hacerlos corresponsables del conjunto de actividades que desarrollan los miembros de la familia. Se les debe inculcar el cumplimiento de los deberes, así como el respeto de los derechos humanos. Pues lo lógico es que cada cual exija lo que le corresponde si previamente ha cumplido bien con sus responsabilidades.

Aunque se tienda a pensar que los adolescentes no son responsables, la realidad demuestra lo contrario cuando los padres han sabido motivarlos adecuadamente.

La tarea de ser padres de adolescentes

Los adolescentes tienen la misión de convertirse en seres autónomos. He allí que los padres deben acertar bien en su misión de educadores. ¿Cómo hacerlo? A continuación se proporcionan algunos lineamientos básicos para efectuar esta significativa tarea:

1. Establecer una sana relación: si la relación entre padres e hijos adolescentes se configura sólo como una confrontación entre dos partes distintas, difícilmente se podrá alcanzar una salida satisfactoria. Pero si los padres la abordan como un momento de crisis en la evolución de sus hijos, tratarán de ayudarles por encima de todo, incluso soportando las apariencias de rechazo.

2. Comenzar a considerarlos como adultos: aunque parezca todo lo contrario, un buen sistema para tratar a los hijos adolescentes es empezarlos a considerar como adultos. Esto implica darles todas las oportunidades posibles para que puedan tomar sus propias decisiones.

3. Ejercer la paciencia y el diálogo: debe practicarse la paciencia cuando se produce un enfrentamiento con el adolescente. Además, es un imperativo para los padres saber aguantar y esperar el momento oportuno para hablar, escuchar y explicar.

4. Ser conscientes de la actitud de rebelión: durante la adolescencia, los hijos se vuelven rebeldes, dado que sienten la necesidad de reaccionar y poner en tela de juicio todo lo aprendido desde niños. Esta rebeldía forma parte del proceso que están viviendo. Los padres deben ser conscientes que el adolescente reacciona contra quienes cree que le obstaculizan su camino de desarrollo.

5. Es necesario compartir, no enfrentar: padres e hijos adolescentes no tienen que ser contrincantes. Los padres deben evitar ver a sus hijos adolescentes como un problema. Si lo hacen así, interiorizarán el momento delicado por el que pasan sus hijos. Actuarán con más serenidad, paciencia y confianza.

6. Intercambio de opiniones: saber dialogar es muy importante. Dialogar no es discutir, ni disuadir, ni imponer las propias opiniones. Cuando se dialoga, uno expone sus propios puntos de vista, aporta las razones en que se apoya y ofrece al otro la oportunidad de preguntar por los fundamentos de esas opiniones. Luego, el otro expone sus propios puntos de vista, sus razones, sus opiniones.

El diálogo es el único medio por el cual se clarifican las cosas. Con el dialogo nunca se ataca a nadie y se benefician los que dialogan.