KÉNOSIS

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¿Los cristianos tienen la verdad?

Autor: 
Sophie de Villeneuve
Fuente: 
La Croix (En español)

La siguiente entrevista fue realizada por Sophie de Villeneuve para la emisión “Mille questions à la foi” en Radio Notre-Dame. La idea principal de dicha entrevista es hacernos ver que la verdad tiene un sentido muy particular en el cristianismo, tal como lo expresa François Euvé, jesuita entrevistado, redactor jefe de la revista Études.

Sophie de Villeneuve:La verdad, he ahí una noción delicada en la actualidad, pero que se oye de Jesús mismo, que dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". ¿Esto quiere decir que los cristianos tienen la verdad?

François Euvé: La verdad es una noción importante. Nuestra vida humana necesita ser auténtica, verdadera.

Ser verdadero ¿es lo mismo que la verdad?

François Euvé:Cuando Jesús dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida", hay que considerar las tres palabras juntas, y reflexionar sobre estas tres palabras y sobre el orden en que Jesús las pronuncia. La verdad está en el medio, pero se encuentra encuadrada por el camino y por la vida. Es decir, la verdad se revela en un camino, el de la existencia y en el Evangelio. El mismo Evangelio es un camino, y los primeros cristianos eran llamados "los discípulos del Camino". Es un camino que conduce a la vida. La vida es una noción fundamental de la que el Evangelio de Juan está lleno. La salvación es la vida realizada, auténtica, la vida eterna. Por eso, en la perspectiva cristiana, la verdad es una persona. Jesús no dice: "Yo os digo la verdad", en el sentido de una doctrina o una moral, sino: "Yo soy la verdad". La verdad es una persona con la que nos relacionamos. Es la autenticidad de la relación que tenemos con la persona de Jesús. Entonces, decir que se "tiene" la verdad ¡plantea una cuestión!

¿Jesús no nos dice lo que es verdad?

François Euvé: ¿Qué nos dice en el Evangelio? Anuncia la proximidad del reino de Dios, y lo cumple mediante los signos de curación. Dice las Bienaventuranzas. Sí, es un programa de vida, pero lo más importante en sus palabras es la relación personal que instaura con sus discípulos y con los que le escuchan. Dice que su madre y sus hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, juntos. La salvación evangélica es la comunión. La verdad no es una doctrina abstracta, no es una moral, es un estar-juntos, una relación armoniosa entre nosotros: es eso lo que el Evangelio comienza a realizar. Esa es la vida verdadera. Evidentemente, en un primer momento, se puede decir que los cristianos detentan la verdad porque el Evangelio es la verdad, pero no se posee la verdad, porque no se posee una persona. Querer poseer la verdad sería reducir la persona de Jesús a sí mismo, reducirle a ideas, mientras que la verdad es la vida compartida.

Esta vida compartida ¿puede serlo con los que no tienen el Evangelio como libro de cabecera?

François Euvé:También aquí se puede volver al Evangelio. Jesús habla a todos. Algunos le escuchan y le siguen, otros le escuchan pero no le siguen; algunos no le escuchan hoy, pero quizás le escucharán mañana… en una parábola, el sembrador siembra generosamente, por todas partes. ¿Qué es lo que se va a levantar? No se sabe. Se puede tener como horizonte este deseo de compartir lo más amplio y universal posible. Si se toma en serio la idea de una comunión universal, no se puede quedar uno satisfecho con que la salvación sea concedida solamente a un pequeño grupo de justos.

¿Dice usted que la verdad es mucho más amplia de lo que podría pensar?

François Euvé: Se puede hacer una experiencia de ello con personas pertenecientes a otra religión, o sin religión, pero con quien se comparte algo de auténtica humanidad. Quizás no es suficiente, pero, a través de este existen primicias de una verdad que se revela. Cuando Jesús dice: "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos", se puede entender este "en mi nombre" en un sentido amplio, y decir que cuando hay compartir, Cristo está ahí, la verdad está presente.

En Nostra Aetate, el Vaticano II ha dicho que la semilla de la verdad se encuentra también en las otras religiones.

François Euvé: Se puede decir que toda persona humana, porque es humana, está en búsqueda de la verdad. Por diferentes razones, los caminos que toman los hombres buscando la verdad siguen itinerarios diferentes, pero cuando hay una búsqueda auténtica, algo del orden de la verdad, de la presencia divina, está ahí. Inacabada, insuficiente, quizás, pero ahí. Más que juzgar los otros caminos como "falsas religiones" o "callejones sin salida", como se ha hecho en el pasado, se puede caminar-con, y ver cómo orientarse en la buena dirección poco a poco. Por lo demás, nosotros mismos necesitamos ser convertidos, y no podríamos pretender que nuestra manera de vivir el Evangelio es perfectamente auténtica y lograda.

Si se debiera resumir qué es la verdad, ¿se podría decir entonces que es el reconocimiento de la presencia divina?

François Euvé: El mismo Jesús no ha respondido a esta cuestión en el Evangelio. Sin querer ponerme en su lugar, diría que es un elemento de respuesta. La dificultad, y es quizás por lo que Jesús no responde, es que la respuesta no es teórica. No se puede responder a un nivel puramente conceptual. La cuestión de la verdad, y la respuesta, no pueden elaborarse sino en una relación interpersonal. Responder a quien te pregunta qué es la verdad supone fundamentarse en la propia búsqueda.

Entonces, ¿la búsqueda de la verdad es más importante que la verdad?

François Euvé: Se está en la verdad cuando se está buscando la verdad. "Tú no me buscarías si ya no me hubieras encontrado", dice Agustín. El hecho de estar en búsqueda es la señal de que ya se ha encontrado.

Entonces, ¿se puede decir que si los cristianos no detentan la verdad tienen el camino para descubrirla?

François Euvé: Yo creo que sí. El Evangelio nos propone este camino de verdad, y somos sus testigos cuando lo vivimos auténticamente, lo que debería invitar a otras personas a seguirle. Una vez más, se encuentra ahí la dimensión del compartir.