KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

“Los hijos del divorcio”

Autor: 
Rubén Varela Domínguez
Fuente: 
LFC - MX

En nuestros días se constata un creciente número de divorcios (o distanciamientos en la pareja a nivel sacramental). Esto se debe principalmente a la falta de conciencia de lo que implica un compromiso, a las acciones de infidelidad, a las adicciones incontrolables, discordias permanentes, etc. Ante esta situación, hemos de cuestionarnos no solamente el hecho de la separación, sino también preguntarnos ¿cuáles son los efectos y las consecuencias en los hijos de estas parejas? A continuación expondré algunos aportes que ayudarán a profundizar en el tema.

Efectos en los hijos de parejas que se separan

Una vez que se da la separación entre dos personas unidas en Matrimonio (o las que viven en otro tipo de unión), las consecuencias pueden parecer irreconocibles: se generan una serie de emociones y sentimientos que tienen efectos las más de las veces negativos, tanto para los que se separan como para aquellos que están estrechamente ligados a dicha unión: los hijos.

Una pareja que llega a la decisión de romper y separase, y lo hace bajo circunstancias de poca madurez y responsabilidad, generan situaciones de desconcierto, agresión e incluso venganza en sus descendientes. Por ello, es conveniente recordar los siguientes enunciados a las parejas que desean acatar tal decisión, sobre todo a aquellas que lo hacen de una manera más precipitada:

a) Antes de tomar la decisión de separarse, es debido analizar una y otra vez las circunstancias y los motivos. Es decir, antes de llegar a la separación se deben agotar todos los recursos posibles que puedan evitarla.

b) Agotadas todas las posibilidades para evitar el rompimiento, deben preveer las consecuencias del hecho, siendo lo más realistas posibles.

c) Las crisis o fracasos matrimoniales conllevan un cambio radical en el interior de las personas, por ello es sugerente analizar bien los sentimientos.

d) Si ambas partes (esposo y esposa) deciden separarse, se sugiere que los implicados sean generosos y tolerantes. Deben, tal vez, darse la oportunidad de una recapitulación, de una oportunidad de retomar el camino en pareja después de un tiempo de maduración y análisis, así como mirar hacia delante de forma positiva.

e) Si la decisión de separarse es determinante deben preveer el aligeramiento de los trámites y situaciones, tratando de reestructurar la nueva situación a la que se enfrentan.

f) Deben perdonarse mutuamente: evitar el rencor o la venganza.

Cuando no se tienen en cuenta las anteriores sugerencias se gestan conductas de confusión y tristeza en los hijos, ya que se rompe la armonía y la felicidad que supuestamente había en el núcleo familiar. Las más de las veces causa mucho disgusto a los hijos el hecho de que sus padres decidan separarse. Por esto se debe comunicar la situación a los hijos de la forma más tranquila y sensata, sin buscar revanchas ni manipulaciones. No es justo que, encima de sufrir las consecuencias de la separación, se obligue a los hijos a tomar partido y que la relación con uno de sus padres (o con los dos) se vea afectada.

A continuación me permito presentar algunos de los efectos y consecuencias de este rompimiento de la pareja para con los hijos:

  1. Uno de los efectos que surgen a partir de la separación de los padres es la confusión de normas y reglas de educación en los hijos. ¿Por qué? El principal motivo de ello es el hecho de que cada uno de los padres cambia de tajo las reglas que de inicio se tenían en casa para la educación de los hijos. Estas reglas se modifican, regularmente, a fin de manipular a los hijos para ganar su preferencia y buscar agredir y desacreditar a la otra parte. Dicha situación por sí misma genera conductas tóxicas en los hijos: resentimiento, hostilidad, desconfianza y ansiedad principalmente.

  2. Cuando la conducta negativa (conflictos después de separados) entre los padres se exacerba, suele aparecer también en los hijos lo que los especialistas han dado en llamar Síndrome de Alienación Parental. Un síndrome cuya manifestación más sobresaliente es el uso de estrategias por parte de los progenitores para romper el vínculo natural que existe entre los hijos y sus padres. Tales estrategias obstaculizan la relación entre ellos al grado de volverla odiosa y negativa. Cuando dicho síndrome aparece es necesario buscar la ayuda y el acompañamiento del psicólogo o consejero matrimonial para encontrar soluciones. De no hacerlo así, los hijos que sufren dicho problema la pasan muy mal, afectando su estabilidad y exponiéndose a generar conductas destructivas (presentes y futuras) para sí mismos y para su entorno.

  3. Las reacciones que los hijos menores de edad pueden presentar frente a la situación de una separación matrimonial mal manejada suelen ser menos directas que las que se dan entre hijos adultos. No obstante, en ambos casos experimentarán la sensación de pérdida o ausencia de los padres, tristeza, irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, trastornos del apetito o del sueño y cambios en el rendimiento de actividades cotidianas (generalmente en la escolar). La irritabilidad, por ejemplo, llega a generar situaciones de agresión en los hijos afectados; así mismo, llegan a aparecer conductas de pesimismo y baja autoestima.

En general, a los hijos de padres que están pasando o pasan por el divorcio la situación les resulta dolorosa. Ahora bien, los trastornos arriba mencionados tienen significado distinto para cada persona según su edad y etapa de desarrollo: no es lo mismo la situación de divorcio para un chico de 5 años que para una adolescente de 15; cada uno la experimentará de forma distinta. Sin embargo, ya sean niños o adolescentes (o mayores de edad), es necesario que los padres se mantengan en coherencia de conducta: generar la menor confusión posible y guardar un profundo respeto para con los hijos y la pareja de la que se separan. Los padres son la clave elemental para evitar trastornos de conducta y desadaptación en los hijos.

En caso de que los padres decidan separarse, la psicología sugiere consideren lo siguiente:

a) El fracaso como Matrimonio no los invalida como papás.

b) Cada uno de los padres sigue ejerciendo sus derechos y obligaciones para con los hijos, porque los hijos necesitan de ambos padres por igual.

e) Es conveniente hablar con los hijos una vez que se hayan tomados decisiones conjuntas por parte de los padres.

f) Se sugiere adaptar las explicaciones de la situación de divorcio según la edad y forma de ser de cada hijo, procurando que los argumentos sean claros, breves y tranquilizadores.

g) Hay que dejar claro a los hijos que ellos no tienen nada que ver con la situación de divorcio y que el afecto de los padres seguirá siendo el mismo. Los hijos deben sentir esto como algo seguro.

h) No se debe deteriorar la imagen de ninguno de los integrantes de la pareja, ya que se causan daños irreparables que afectan las relaciones con los hijos e incluso entre los mismos padres.

i) Los hijos no deben ser utilizados para hacerse daño mutuo ni para obtener ventajas. El costo de hacer esto para con los hijos es devastador.

j) Es necesario que los padres, en mutuo acuerdo, mantengan las pautas de educación y disciplina que desde un inicio habían planeado para sus hijos.

Estas son algunas de las sugerencias que se hacen a los padres en situación de divorcio. Sugerencias que permiten en los hijos la mayor estabilidad y adaptación posible a la situación que se vive con el divorcio.

Las consecuencias de divorcios mal llevados afectan todo el desarrollo posterior de los hijos, generan desadaptación y conducta tóxica.

A modo de conclusión

Una situación de divorcio por sí misma va impregnada de conducta irracional y emotividad. Debido a esto se requiere del mayor sentido común posible por parte de los padres, para que a su vez ésto se refleje en los hijos en conducta de adaptación sana.

Cualquier situación de divorcio resulta estresante, de ahí que sea necesario un unorme esfuerzo y lucha, por parte de los padres y los hijos, para lograr la adaptación a las nuevas situaciones que se generen con la separación.

Sugerencias para el trato de los hijos de divorciados

Los cristianos deben involucrarse en la comprensión y atención de las familias que padecen los estragos de la separación de pareja. Lo siguiente es una serie de pautas que ayudan a proceder con misericordia ante estas familias heridas:

a) Todo cristiano debe considerar que las parejas en proceso o en pleno estado de separación se retraen y son presa del ensimismamiento y la depresión. Es precisamente para estas personas que los creyentes deben ofrecer una especial acogida y apertura, ofreciéndoles el amor incondicinal de Dios.

b) Aun cuando la separación sea una decisión irrevocable, las personas deben saber que los miembros de estas familias (ex-esposos e hijos) pueden y deben continuar con una nueva relación, diferente pero armónica y positiva.

c) Todo creyente debe brindar especial atención a las víctimas directas (las más vulnerables de la separación de las parejas), es decir, a los hijos de dichas familias. Sobre todo, el cristiano debe destacarse por la aceptación, el amor y el apoyo hacia estos hermanos.

Acerca del autor: Rubén Varela Domínguez es psicólogo, consejero vocacional, profesor e investigador a nivel universitario.