KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

¡No te dejes vencer por los miedos!

Autor: 
Padre Tucho
Fuente: 
Portal Facebook (P. Tucho)

Podemos sentirnos débiles frente a lo desconocido e imprevisto, y allí brota el miedo. O podemos reaccionar dejándonos sorprender, aceptando ese nuevo desafío que nos hará crecer y madurar.

La verdad es que el peor problema no es lo que te pueda pasar, sino ese miedo que te perturba ante lo que pueda pasar. Quizás tienes muchas pequeñas cosas bellas en tu vida pero no las disfrutas porque piensas: “¿Y si mi hijo se separa?, ¿y si me enfermo de cáncer?, ¿y si me roban el dinero que tengo escondido?” Todas esas dudas interiores te hacen sufrir antes de tiempo.

Es el error de estar anticipándose a los problemas, estar sufriendo antes de que lleguen, y quizás esos problemas no lleguen nunca. Llegarán otros, y te encontrarán débil porque en vez de vivir la vida has estado dándote manija y desgastando tus fuerzas sin necesidad.

Quizás le tenemos cierto miedo a la muerte, porque no sabemos qué sucederá exactamente en ese momento, o cómo será. Pero sabemos que la muerte llegará. Sin embargo, no estamos todo el día pensando en eso y llenándonos de tristezas y angustias porque un día moriremos. Mientras tanto, sencillamente vivimos lo que nos toca y nos entregamos a cada día. Cuando llegue esa muerte, simplemente nos arrojaremos en los brazos del Padre y dejaremos que Él nos guíe en ese hermoso abismo de luz infinita.

El solo hecho de imaginar lo que te podría pasar te hace temblar las piernas, o lo sientes como un nudo en el estómago y en la garganta, y te quita la paz y la alegría. Cuando eso te ocurra, recuerda inmediatamente que tienes los pies sobre la tierra, siente que estás vivo, respira bien hondo y percibe atentamente el aire que llena tus pulmones. Recuerda que tienes fuerzas, que está Dios para iluminarte y que te dice: “Aquí estoy contigo, créeme, estoy aquí para ayudarte”. Recuerda que no te faltará el poder de la oración, la fuerza del Espíritu Santo, la ayuda de María y de tus santos amigos del cielo. Finalmente, no olvides que esto será sólo otra etapa en tu transformación interior, y repite eso que dicen tantas veces los Salmos: “No podrán contra mí”.

Hay personas que están disfrutando un paisaje, pero de repente se les esfuma ese placer porque aparece en su corazón algún temor, quién sabe a qué. Es un temor extraño, aparentemente sin motivo, que se come ese momento de alegría. Lo primero que tienes que hacer es no dejarte dominar por ese temor tonto, no permitirle que se adueñe de ti, no aceptar que te quite ese momento de alegría. Ni siquiera le dediques tiempo y no dejes que se transforme en lágrimas y angustias.

Mejor apártalo como si fuera un veneno, y repite en tu interior: “Gracias Señor por este momento, todo está bien, todo estará bien”. Invoca al Espíritu Santo, imagínalo como fuego que te penetra y te fortalece, y siente que todo está seguro. Entonces, sigue gozando de ese momento.

Podrá pasar cualquier cosa, pero si le pides al Espíritu Santo la certeza de la fe y de la esperanza, tú tendrás el control de tu vida con el poder de Dios y nadie más lo tendrá. La mayor parte de las personas vive atada por sus miedos secretos. Deja que esos miedos estén ahí, dando vueltas por tu interior como hojas secas llevadas por el viento. Sólo acepta convivir con ellos como si fueran manchas de la piel. Pero no permitas que te encierren, que te asfixien, que te detengan en tu camino. No les des poder y no podrán dañarte. Si empiezan a perturbarte puedes decirte a ti mismo o a tu corazón: “Tranquilo, tranquilo, serénate”.

Cualquier cosa que te pase podrías soportarla, podrías sobrevivir y empezar de nuevo, la vida seguirá y te abrirá otros caminos pase lo que pase… A propósito, escucha estas palabras del Señor: “Aquí estoy, estoy contigo, yo te amo y este amor nunca te faltará. Yo soy tu fuerza divina y tu amigo sincero, y eso no se irá de tu lado. Ámate con mi amor, acéptate, confía y sigue adelante. No temas, sé fuerte porque estoy contigo y lo que más necesitas es mi presencia que nunca te faltará. Te amo y te acompaño siempre. No te dejes vencer. Levanta la cabeza y ¡adelante!”.

– Por: Padre Tucho (Mons. Víctor Fernandez, arzobispo de la Arquidiócesis de La Plata, Argentina)