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Papa Francisco: El pecado arruina el corazón y el alma

Autor: 
Papa Francisco
Fuente: 
Radio Vaticana

Nadie puede decir, "tengo razón" o "no soy como él o ella". Yo soy un pecador, diría que es casi el primer nombre que todos tenemos –pecadores–". Así lo expresó el Papa Francisco en su homilía de la Santa Misa que realizó el viernes 06 de octubre por la mañana en la residencia de la Casa Santa Marta en la Ciudad del Vaticano.

Centrándose en la pecaminosidad del hombre y la necesidad de remordimiento, el Santo Padre comentó sobre la primera lectura del Profeta Baruc quien dijo:

"La justicia es con el Señor, nuestro Dios; y hoy estamos llenos de vergüenza".

Todos somos pecadores

Sacerdotes, reyes, líderes y padres, todos nosotros somos pecadores... Somos pecadores porque Dios ha pedido una cosa y hemos hecho lo contrario. Él ha hablado con los padres, la familia, el catequista, en la iglesia, en los sermones, y nos ha hablado en nuestros corazones.

El pecado es una rebelión, una obstinación que consiste en dar a las inclinaciones perversas de nuestro corazón en pequeñas idolatrías de cada día como la codicia, la envidia, el odio y especialmente la calumnia, que es como una guerra del corazón destruyendo al otro.

Según el Profeta Baruc, es por el pecado que hay tantos males. El pecado arruina el corazón, la vida y el alma al debilitarlo y enfermarlo. El pecado siempre está en relación con Dios.

La vergüenza abre la puerta a la sanación

El pecado, no es como una mancha de la que uno se deshace en la tintorería. Es una fea rebelión contra Dios que es todo bueno.

Si uno considera el pecado de esta manera, entonces, en lugar de entrar en una depresión, si uno tiene el gran sentimiento de vergüenza, es la gracia de Dios, según Baruc.

Es una vergüenza que abre la puerta a la sanación. Los invito a todos a sentirse avergonzados ante el Señor por nuestros pecados y pedir sanación.

Y cuando el Todopoderoso Señor nos ve en vergüenza de lo que hemos hecho, y humildemente pedimos perdón, Él nos abraza y nos perdona.

El Papa Francisco, al final de su homilía instó a todos a estar agradecidos al Señor por manifestar Su poder en Su misericordia y perdón.