KÉNOSIS

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¿Por qué Jesús tuvo que redimirnos precisamente en la cruz?

Autor: 
CIC
Fuente: 
Kénosis

¿Por qué Jesús tuvo que redimirnos precisamente en la cruz? ¿Qué valor tiene para nosotros dicho acontecimiento?

La cruz, en la que Jesús inocente fue ajusticiado cruelmente, es el lugar de la máxima humillación y abandono. Cristo, nuestro Redentor, eligió la cruz para cargar con la culpa del mundo y sufrir el dolor del mundo. De este modo, mediante su amor perfecto, ha conducido de nuevo el mundo a Dios.

Dios no nos podía mostrar su amor de un modo más penetrante que dejándose clavar en la cruz en la persona del Hijo. Porque la cruz era el instrumento de ejecución más vergonzoso y más cruel de la Antigüedad. Los ciudadanos romanos, por cierto, no podían ser crucificados por grandes que hubieran sido sus culpas... De este modo Dios penetra en lo más profundo del dolor humano. Desde entonces ya nadie puede decir: «Dios no sabe lo que yo sufro».

Entonces, ¿nosotros también debemos aceptar el sufrimiento en nuestra vida y así «cargar con la cruz» y con ello seguir a Cristo? Los cristianos no tenemos que buscar el dolor, pero cuando nos enfrentamos a un dolor que no se puede evitar, éste puede cobrar sentido si lo unimos al dolor de Cristo: «Él padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que le sigamos» (1Pe 2,21).

Jesús dijo: «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (Mc 8,34). Los cristianos tenemos la tarea de mitigar el dolor en el mundo. Sin embargo, siempre habrá dolor; es parte de nuestra realidad. Pero en la fe podemos aceptar nuestro propio dolor y compartir el ajeno. De este modo el dolor humano se hace uno con el amor redentor de Cristo y con ello se hace parte de la fuerza divina que transforma el mundo hacia el bien.

No olvidemos: ¡ni el dolor ni la muerte tienen la última palabra! Dios ha vencido el mal. ¡Alegrémonos con su victoria!

Fuente: “Catecismo de la Iglesia Católica” (cfr. nn. 613-623)