KÉNOSIS

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¿Qué simboliza la terrible Bestia que aparece en el libro del Apocalipsis?

Autor: 
Francisco Ortega Martín
Fuente: 
LFC - MX

Con frecuencia, entre católicos y no católicos, se manifiesta una cierta “alergia” al libro del Apocalipsis, el cual narra los “últimos tiempos de la humanidad”. Esto se debe a que, por lo general, no logran explicarse los principales “secretos” que contiene en sus páginas. Por ejemplo, ¿quién es la célebre Bestia que aparece en los capítulos 13 y 17?, o ¿a quién se refiere la expresión de “El anticristo”?, o ¿qué significado encierra la misteriosa cifra 666? Las comunes, aunque superficiales interpretaciones, asocian el número maldito con el nombre de algún Papa depravado y a la Bestia con la Iglesia de Roma. Hay otros que han llegado a relacionar a la “Bestia apocalíptica” con Hitler, el dictador alemán, o con el expresidente norteamericano Ronald Wilson Reagan, con base a que sus nombres contienen seis letras.

Lo cierto es que siempre han proliferado opiniones morbosas sobre las pretendidas exploraciones del “más allá”. Una tendencia que ha sido bastante explotada por los “comerciantes del misterio” y por las “pseudo religiones del terror”.

Desde luego que un creyente no debe acudir a sus libros sagrados con una mentalidad escéptica y puramente racionalista, como tampoco debe tragarse las mil y una simplezas que se encargan de difundir las sectas milenaristas y el fantoche satanismo cinematográfico. Para obtener una interpretación, un fundamento, de los pasajes más velados de la Biblia, lo propio y lo primero es tratar de descubrir la intención real del autor. Después, la persona de fe debe hacer las oportunas aplicaciones a la situación actual para que la Palabra de Dios resulte viva y eficaz. Es de este modo como los mensajes bíblicos constituyen una vía certera de orientación. Lo otro sólo sirve para el impacto nervioso y el aumento de taquilla, amén de la candidatura a las sectas o al “psiquiátrico” de las mentes frágiles.

Para el caso que se plantea, está bastante claro que la Bestia de la que habla el Apocalipsis alude directamente al Imperio Romano, guiado por el emperador Claudio Nerón (37-68 d.C.), el cual decretó la primera gran persecución contra los cristianos, y al que la historia representa con rasgos verdaderamente monstruosos. A propósito, se sugiere releer los capítulos 13 y 17 del Apocalipsis, para ver cómo adquieren claridad los diversos símbolos que se manejan: la Bestia procede del mar (las aguas representan el Mediterráneo); ostenta títulos blasfemos e insolentes, imponiendo la adoración a sus estatuas. Las siete cabezas pueden ser las siete colinas de Roma (17,10), pero, sobre todo, los siete emperadores desde Augusto hasta Domiciano, un nuevo Nerón que acababa de desencadenar otra  feroz persecución anticristiana, imponiendo a sus súbditos la obligación de honrarlo como un dios. La Bestia es una mezcla de pantera, oso y león (13,2). Es una imagen retomada del libro del profeta Daniel, específicamente del capítulo 7,1-8.  El judaísmo del tiempo de Cristo empezaba a identificar el poder del Imperio con la cuarta bestia de Daniel. En cuanto al número de la Bestia, el fatídico 666, Juan, el escritor del Apocalipsis, lo propone a modo de acertijo (13,18) para nombrar al monstruo, ya que nombrarlo directamente habría supuesto una temeridad contra la censura imperial. Es la cifra del nombre del emperador en turno. En griego y en hebreo las letras tenían un valor numérico. Resulta esclarecedor que, si se suma cada cifra de las letras hebreas de Nerón, el resultado es 666… Éste es el misterio de la famosa Bestia y su número. Más que una visión futura, san Juan, el escritor del Apocalipsis, describe en clave la situación de la Iglesia que era perseguida por el poder terrenal y que anhelaba y esperaba la manifestación de Cristo.

Siendo conscientes, la Iglesia actual de ningún modo huye o recela del libro del Apocalipsis. De hecho, su texto se incluye en las lecturas litúrgicas. Pero, al igual que el resto de los Libros, forma una unidad con el conjunto de la Palabra revelada (la Biblia). Además, su visión del futuro no puede separarse de aquella otra afirmación de que, en cuanto al final de los tiempos, “nadie sabe el día ni la hora”.

No olvidemos que el mensaje verdadero del Apocalipsis se orienta a mantener moral y mentalmente lúcidos a los cristianos en su combate frente al Mal, infundiéndoles paz y confianza en el triunfo final de Jesucristo. Lo demás son especulaciones que sólo favorecen a la “bestia” de la confusión y la ignorancia.