KÉNOSIS

Portal del Padre Rafa

Rezar con los Salmos

Autor: 
Padre Rafa
Fuente: 
FC / MX

La Biblia es la Palabra de Dios comunicada a los hombres y a las mujeres. Dios nos llama para que seamos sus amigos y amigas. ¿Cómo responder a ese llamado? A veces parece difícil hallar las palabras exactas...

El libro de los Salmos nos ayuda a hablar con Dios. Es una colección de palabras del pueblo dirigidas a Dios: protestas, lamentaciones, alabanzas, lecciones de vida, etc.

Los Salmos son fotografías de la vida del pueblo. Ellos resumen en oración el sentido más profundo de toda la Biblia: el encuentro con el Dios que libera. Por eso son la voz de los pobres de todas las épocas que no se cansan de gritar y alabar, de protestar y agradecer al Dios de la vida.

Los Salmos son Palabra de Dios inspirada por Él para ayudarnos a vivir su proyecto. En ellos la palabra humana está tan cerca de la Palabra divina que ya no se percibe dónde termina la una y dónde comienza la otra.

Cada salmo es como un arroyo que se junta con otros, forma un gran río y va directo al mar. El río de los Salmos cae en el mar del corazón de Dios y se mezcla, formando un solo corazón.

Los Salmos nacen de la vida. Son canciones populares, himnos y poemas que llevan al pueblo a la vivencia del Proyecto de Dios.

El libro de los Salmos pertenece a todo el pueblo. Cuando alguno reza un salmo, aunque lo rece a solas, está rezando en nombre de todo el Pueblo de Dios. La mejor manera de leer un salmo es unidos en la comunidad de fe, con los ojos orientados hacia los pobres.

Un resumen de toda la Biblia

Los Salmos nos enseñan a rezar; pero también nos muestran cómo vivir en la justicia de Dios (Sal 82).

Tenemos en ellos una visión de conjunto de toda la historia de la salvación. Ellos nos traen los principales acontecimientos del Antiguo Testamento y nos ayudan a comprender el sentido del Nuevo Testamento.

Por eso, leer y rezar los Salmos es una buena idea para el que está comenzando a conocer la Biblia.

Jesús y sus discípulos rezaban a partir de los Salmos. Para darnos cuenta de ello, se puede comparar, por ejemplo, Mt 5,4 y Sal 37,11; Mc 15,33 y Sal 22,2; Lc 23,46 y Sal 31,6. En muchos otros pasajes de los Evangelios también aparecen citas de ellos, lo cual demuestra que los primeros cristianos rezaban y estudiaban intensamente los Salmos para comprender la misión de Jesús (Mt 8,27; Sal 65,8) y los acontecimientos de la cruz, muerte y resurrección (cfr. salmos 2, 72 y 110).

Un salmo para cada ocasión

Los 150 salmos se dividen en cuatro tipos básicos, correspondientes a las varias formas de encuentro con Dios que el pueblo de la Biblia experimentó:

a) Salmos de liberación (Sal 3; 6; 12; 22; 30; 124).

b) Salmos de instrucción (Sal 1; 15; 19; 114; 127).

c) Salmos de alabanza (Sal 8; 93; 104; 136; 139).

d) Salmos de fiesta (Sal 45; 65; 84; 87; 133).

¿Cómo encontrar un salmo?

La numeración de los Salmos no es igual en todas las traducciones de la Biblia. ¿Por qué?

Los salmos fueron escritos en hebreo. En la traducción al griego, los salmos 9 y 10 fueron copiados como si fuesen uno solo, bajo el número 9. Por eso, en la traducción griega, el salmo 11 quedó como si fuera el salmo 10 y así en adelante, hasta el salmo 147, que fue dividido. La diferencia afecta los salmos del 9 al 147.

La Iglesia católica suele seguir la numeración griega. Las traducciones católicas más recientes prefieren la hebrea. Al seguirla, respetamos la estructura original de los salmos y entendemos mejor el pensamiento de los autores.

Una buena manera de identificar un salmo es citar el primer versículo. Por ejemplo: “El Señor es mi pastor” (Sal 23) o “Los cielos cuentan la gloria de Dios” (Sal 19).

¿Por qué muchos salmos se atribuyen a David?

El Salterio (o Libro de Salmos) habla de la esperanza en la venida de un Mesías, es decir, de un rey elegido por el pueblo para defender el derecho de los pobres (Sal 72,1-4). Muchos esperaban que el Mesías fuera descendiente de David, el rey más querido por el pueblo.

Muchos salmos fueron atribuidos a David en homenaje a él, lo que equivalía a relacionar los Salmos con la figura del Mesías.

Los cristianos reconocieron en Jesús de Nazaret al Mesías esperado (Mt 1,1). Una forma de relacionar esa certeza con la tradición del pueblo fue la de aclamar a Jesús como el “Hijo de David”.

¿Cómo rezar con los Salmos?

He aquí algunas instrucciones básicas para hacer oración con los Salmos:

1. Usar una traducción en lenguaje sencillo o en verso.

2. Saborear todo el salmo, con calma. Rezar en voz alta, sentir el ritmo y la belleza.

3. Leer un versículo a la vez, tratando de aclarar los pasajes difíciles o confusos.

4. Percibir la finalidad principal del salmo: ¿protestar, enseñar, alabar o festejar?

5. Ver en qué ambiente brotó el texto. ¿Qué sugerencias trae acerca de la realidad económica, social y política del pueblo de la Biblia?

6. Conversar con el salmo. Discutir, agregar e inclusive estar en desacuerdo con lo que está escrito ayuda a comprender la verdad que se halla detrás de las palabras.

7. Relacionar el salmo con otros trozos de la Biblia.

8. Relacionar el salmo rezado con el Proyecto del Reino de Dios revelado en Jesús.

9. Unir al rezo del salmo una oración espontánea.

¡No olvidemos que el rezo diario de los Salmos ayuda a entender y actualizar el sentido de la Palabra de Dios!