KÉNOSIS

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San Isidro labrador, el santo de agricultores y campesinos

Autor: 
Rafael Espino
Fuente: 
Kénosis

Hoy, 15 de mayo, celebramos a San Isidro labrador, patrono de los campesinos, los agricultores y los animales domésticos. Asimismo, es el santo que intercede para que lleguen las lluvias en tiempos de sequías.

Nació en los alrededores de Madrid (España), hacia el año 1080, y murió en 1130. Aunque no se tienen demasiados datos biográficos sobre él, parece ser que vino al mundo en el seno de una familia humildísima. Quedó huérfano muy pronto, y desde pequeño buscó el sustento con trabajos como el de pocero (fabricaba y limpiaba pozos de agua) hasta que finalmente se empleó como labrador.

Cuando Alí, rey de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro se trasladó a Torrelaguna, donde continuó ejerciendo el trabajo de labriego y otras actividades del campo. Fue precisamente en la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada María, natural de Uceda. Ambos, por su particular estilo de vida cristiana, se granjearon la predilección de Dios, que los benefició con su ayuda y asistencia en casos difíciles en innumerables ocasiones.

El ejemplo de santidad de San Isidro es verdaderamente excepcional porque aconteció en una época (el siglo XI) donde la gran mayoría de santos eran de origen eclesiástico o noble. Y, en cambio, no era común reconocer la santidad entre los pobres. Fue en esa época en que Madrid, conocida por los visigodos de aquel entonces como “la madre de las aguas”, fue testigo de los milagros de un hombre (San Isidro) estrechamente vinculado al agua y a la tierra.

¿Qué compromiso genera para los cristianos la celebración y el recuerdo de San Isidro labrador? Compartimos tres compromisos concretos:

1. Orar por los migrantes y luchar a su favor: porque sabemos que San Isidro también fue un migrante, debido especialmente a la necesidad del exilio que provocaban las luchas entre reyes, así como por las guerras entre árabes y cristianos. Al igual que San Isidro, actualmente hay muchos agricultores y campesinos que migran para encontrar nuevas oportunidades. Por eso, hemos de unir nuestras voces y urgir a nuestros gobernantes a oponerse a cualquier ley que dañe la integridad de quienes migran. Asimismo, hemos de brindar ayuda, según sean nuestras posibilidades, a quienes padecen los estragos del exilio, sea por necesidad material, sea por el forzamiento premeditado.

2. Ser generosos para con los pobres: pues así como San Isidro labrador distribuía en tres partes su ganancia: una parte para el templo, otra para los pobres y otra para su familia, así también nosotros hemos de proceder organizadamente con la administración de nuestros bienes, incluyendo la generosidad y piedad hacia los pobres.

De San Isidro se dice que los domingos iba al templo a escuchar la Palabra de Dios y después pasaba un buen rato con los pobres ayudándolos. Por eso, la generosidad de San Isidro nos inspira a seguir con nuestra misión de ayudar a los pobres y vulnerables; a luchar contra la pobreza para construir sociedades con más justicia, con más equidad.

3. Nutrir nuestra fe con la oración y el estudio: sabemos que San Isidro fue un hombre de fe recia y sencilla, saboreada en la oración diaria y alimentada en la devoción ferviente al Santísimo Sacramento (la Eucaristía). Pero también sabemos que gustaba de escuchar las prédicas de los eclesiásticos y asistía constantemente al catecismo. Por eso, así como San Isidro, estamos llamado a alimentar nuestra fe mediante la participación en los sacramentos, la escucha (y lectura) de la Palabra y la asidua asistencia a la catequesis o actividades de formación cristiana.

Fuentes: ABC-Historia / ACIprensa / Enciclopedia Biográfica.