Abre la puerta
Abre la puerta que tienes cerrada con llave,
y derriba los muros que protegen tu yo.
Abre la puerta y sal de ti mismo.
Hay demasiadas heridas que anhelan
ser curadas por el bálsamo de tu mirada,
demasiado nublada por las propias inquietudes.
No te excuses con tus debilidades e impotencias
y abre las dependencias de tus seguridades y posesiones.
No tengas miedo de perder, ni de los escollos ni los fríos,
que están en las calles apáticas y asténicas de la vida.
Crea vida en los terrenos áridos y aparentemente infértiles,
pese a que te digan que estás loco.
Construye vínculos de concordia y de diálogo donde
hay oposición o incomunicación.